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  • Recubrió de oro puro su parte superior, sus costados y sus cuernos, y le puso alrededor una moldura de oro. (Exodo 37, 26)

  • También preparó el óleo para la unción sagrada y el incienso aromático puro, como lo hace el fabricante de perfumes. (Exodo 37, 29)

  • También hicieron para el pectoral unas cadenas de oro puro trenzadas a manera de cordones, (Exodo 39, 15)

  • También hicieron unas campanillas de oro puro y las colocaron sobre el ruedo del manto, intercalándolas con las granadas. (Exodo 39, 25)

  • Finalmente, forjaron la flor de oro puro - signo de consagración - y grabaron en ella, como se graban los sellos, la siguiente inscripción: "Consagrado al Señor". (Exodo 39, 30)

  • el candelabro de oro puro con sus lámparas -las lámparas que debían colocarse en él- , todos sus accesorios y el aceite para iluminarlas; (Exodo 39, 37)

  • -es decir, todo el resto del novillo- los llevará a un lugar puro situado fuera del campamento, al sitio donde se echan las cenizas, y allí los quemará con leña. (Levítico 4, 12)

  • Entonces se cambiará las vestiduras y llevará las cenizas fuera del campamento, a un lugar puro. (Levítico 6, 4)

  • Así ustedes podrán discernir lo sagrado de lo profano y lo puro de lo impuro, (Levítico 10, 10)

  • Tú, lo mismo que tus hijos y tus hijas, comerán en un lugar puro el pecho presentado al Señor y la pata reservada, porque ese es tu derecho y el de tus hijos, sobre los sacrificios de comunión ofrecidos por los israelitas. (Levítico 10, 14)

  • Así se establecerá una distinción entre lo puro y lo impuro, y entre los seres vivientes que está permitido comer y los que no pueden ser comidos. (Levítico 11, 47)

  • Al séptimo día la volverá a examinar, y si la afección ha cedido y no se ha extendido por la piel, declarará puro al enfermo; no es más que una erupción. El enfermo lavará su ropa y será puro. (Levítico 13, 6)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina