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Si un hombre seduce a una mujer virgen que no está desposada y se acuesta con ella, deberá tomarla por esposa pagando el precio debido. (Exodo 22, 15)
Si un hombre se acuesta con ella, la impureza de la mujer se transmite a él; será impuro durante siete días, y cualquier lecho sobre el que se acueste, será impuro. (Levítico 15, 24)
a la mujer indispuesta debido a su menstruación; al hombre o a la mujer que padecen de flujo; y al hombre que se acuesta con una mujer impura. (Levítico 15, 33)
Si un hombre se acuesta con la mujer de su padre, es como si tuviera relaciones con su propio padre; por eso los dos serán castigados con la muerte, y su sangre caerá sobre ellos. (Levítico 20, 11)
Si un hombre se acuesta con su nuera, los dos serán castigados con la muerte; ellos han cometido un incesto, y por eso su sangre caerá sobre ellos. (Levítico 20, 12)
Si un hombre se acuesta con otro hombre como si fuera una mujer, los dos cometen una cosa abominable; por eso serán castigados con la muerte y su sangre caerá sobre ellos. (Levítico 20, 13)
Si un hombre se acuesta con una mujer en su período menstrual y tiene relaciones con ella, los dos serán extirpados de su pueblo, porque él ha puesto al desnudo la fuente del flujo de la mujer y ella la ha descubierto. (Levítico 20, 18)
Si un hombre se acuesta con la mujer de su tío paterno, es como si tuviera relaciones con este último: los que lo hagan cargarán con su culpa y morirán sin tener hijos. (Levítico 20, 20)
Si una joven virgen está comprometida con un hombre, y otro la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, (Deuteronomio 22, 23)
Pero si el hombre encuentra en el campo a la joven comprometida y se acuesta con ella por la fuerza, sólo morirá el hombre que se acostó con ella. (Deuteronomio 22, 25)
Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, la toma por la fuerza y se acuesta con ella, y son sorprendidos, (Deuteronomio 22, 28)
Maldito sea el que se acuesta con la mujer de su padre, porque de esa manera descubre el borde de la manta de su padre. Y todo el pueblo responderá: Amén. (Deuteronomio 27, 20)