pronađen 268 Rezultati za: batalla de Jonatán

  • Cuando estuvo cerca de Azoto le mostraron el templo de Dagón incendiado, la ciudad y sus alrededores en ruinas, los cadáveres esparcidos y los restos calcinados de los que habían sido quemados en la batalla, porque los habían amontonado por donde iba a pasar el rey. (I Macabeos 11, 4)

  • Entonces contaron al rey todo lo que había hecho Jonatán, esperando que lo desaprobara, pero el rey guardó silencio. (I Macabeos 11, 5)

  • Jonatán, por su parte, fue a encontrarse con el rey en Jope con gran pompa: ambos se saludaron y pasaron la noche allí. (I Macabeos 11, 6)

  • Después Jonatán acompañó al rey hasta el río llamado Eléuteros, y de allí regresó a Jerusalén. (I Macabeos 11, 7)

  • En ese tiempo, Jonatán reunió a los habitantes de Judea para atacar la Ciudadela de Jerusalén y con ese fin levantó numerosas máquinas de guerra. (I Macabeos 11, 20)

  • Algunos renegados, enemigos de su propia nación, acudieron al rey y le anunciaron que Jonatán tenía sitiada a la Ciudadela. (I Macabeos 11, 21)

  • Esta noticia lo enfureció y en seguida se puso en marcha y fue a Tolemaida. Al mismo tiempo, escribió a Jonatán, ordenándole suspender el asedio e ir lo antes posible a Tolemaida para entrevistarse con él. (I Macabeos 11, 22)

  • Cuando Jonatán se enteró de esto, ordenó continuar el asedio y decidió enfrentar él mismo el peligro: eligió un grupo de ancianos y sacerdotes de Israel, (I Macabeos 11, 23)

  • Jonatán pidió al rey que eximiera de impuestos a Judea y a los tres distritos de Samaría, prometiéndole en cambio trescientos talentos. (I Macabeos 11, 28)

  • El rey lo aprobó y extendió a Jonatán un documento acerca de lo conversado, en los siguientes términos: (I Macabeos 11, 29)

  • "El rey Demetrio saluda a su hermano Jonatán y al Pueblo judío. (I Macabeos 11, 30)

  • Manden hacer una copia de este documento, para entregarla a Jonatán y exponerla en la Montaña santa, en lugar bien visible". (I Macabeos 11, 37)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina