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Tobías salió feliz y contento de la casa de Ragüel, bendiciendo al Señor del cielo y de la tierra, el Rey del universo, por el buen resultado de su viaje. Ragüel le dijo: "¡Ojalá puedas honrar a tus padres todos los días de su vida!". (Tobías 10, 14)
Rafael dijo a Tobías: "Ya sabes en qué estado dejamos a tu padre. (Tobías 11, 2)
Los dos siguieron caminando juntos, y el ángel le recomendó a Tobías que tuviera a mano la hiel. El perro iba detrás de ellos. (Tobías 11, 4)
Rafael dijo a Tobías, antes que él se acercara a su padre: "Seguro que tu padre va a recobrar la vista. (Tobías 11, 7)
Tobit también se levantó y, tropezando, salió por la puerta del patio. Tobías corrió hacia él, (Tobías 11, 10)
Porque él me había herido, pero tuvo compasión de mí, y ahora veo a mi hijo Tobías". Tobías entró en la casa, lleno de gozo y bendiciendo a Dios en alta voz. Luego informó a su padre sobre el buen resultado del viaje: le contó cómo había recuperado el dinero y cómo se había casado con Sara, hija de Ragüel. Y añadió: "Llegará de un momento a otro, porque está a las puertas de Nínive". (Tobías 11, 15)
Después se acercó a Sara, la esposa de su hijo Tobías, y la bendijo, diciendo: "¡Bienvenida, hija mía! ¡Bendito sea Dios, que te trajo hasta nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías, y bendita seas tú, hija mía! ¡Entra en tu casa con gozo y bendición!". (Tobías 11, 17)
Cuando terminó de celebrarse la boda, Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: "Hijo mío, ya es hora de pagarle lo convenido a tu compañero, agregando incluso algo más". (Tobías 12, 1)
Tobías le respondió: "Padre, ¿cuánto tengo que darle? Aunque le entregara la mitad de los bienes que él trajo conmigo, no saldría perdiendo. (Tobías 12, 2)
Tobías llamó a su compañero y le dijo: "Toma en pago la mitad de lo que has traído, y vete en paz". (Tobías 12, 5)
Cuando estaba por morir, llamó a su hijo Tobías y le recomendó: "Hijo mío, llévate a tus hijos (Tobías 14, 3)
Una vez que hayas enterrado a tu madre junto a mí, parte el mismo día y no te quedes más en este país, donde veo que se cometen desvergonzadamente la iniquidad y el engaño. Mira, hijo mío, todo lo que hizo Nadab con Ajicar, que lo había criado. ¿Acaso no lo sepultó en vida? Pero Dios hizo pagar su infamia al criminal, porque Ajicar salió a la luz, mientras que Nadab entró en las tinieblas eternas, por haber tramado la muerte de Ajicar. A causa de sus limosnas, Ajicar se libró de la trampa mortal que le había tendido Nadab, y este cayó en ella para su perdición. (Tobías 14, 10)