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  • Como los niños se chocaban el uno contra el otro dentro de su seno, ella exclamó: "Si las cosas tienen que ser así, ¿vale la pena seguir viviendo?". Entonces fue a consultar al Señor, (Génesis 25, 22)

  • Si un hombre tiene relaciones sexuales con una esclava reservada a otro hombre, pero que no ha sido rescatada ni puesta en libertad, se pagará una indemnización; ellos no serán castigados con la pena de muerte, porque la mujer no es libre. (Levítico 19, 20)

  • Si un hombre, culpable de un crimen que merece la pena de muerte, es ejecutado y colgado de un árbol, (Deuteronomio 21, 22)

  • Así tomaron prisioneros a los dos jefes madianitas, Oreb y Zeeb; al primero lo mataron en la peña de Oreb, y al segundo, en el lagar de Zeeb. Luego de perseguir a Madián, presentaron a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán, las cabezas de Oreb y Zeeb. (Jueces 7, 25)

  • Cuando el servidor partió, David subió del lado del sur y se postró tres veces con el rostro en tierra. Después, uno y otro se abrazaron llorando, hasta que la pena de David creció más todavía. (I Samuel 20, 41)

  • Tres de los Treinta bajaron juntos a la peña de la cueva de Adulám, donde estaba David, mientras los filisteos acampaban en el valle de Refaím. (I Crónicas 11, 15)

  • Ella fue a preparar la habitación, como se lo había dicho su esposo, llevó allí a Sara y se puso a llorar. Luego enjugó sus lágrimas y le dijo: "¡Ánimo, hija mía! ¡Que el Señor del cielo cambie tu pena en alegría!". Y salió. (Tobías 7, 16)

  • Con toda clase de argucias, reclamó la pena de muerte para Mardoqueo, nuestro salvador y constante bienhechor, para Ester, nuestra irreprochable consorte real, y para su nación entera. (Ester 16, 13)

  • La roca es su morada de día y de noche, la peña escarpada es su fortaleza. (Job 39, 28)

  • ¿Vale la pena seguir viviendo así?". (I Macabeos 2, 13)

  • Daba pena ver a la muchedumbre postrada desordenadamente, y al Sumo Sacerdote lleno de ansiedad y de angustia. (II Macabeos 3, 21)

  • Nuestros hermanos, después de haber soportado un breve tormento, gozan ahora de la vida inagotable, en virtud de la Alianza de Dios. Pero tú, por el justo juicio de Dios, soportarás la pena merecida por tu soberbia. (II Macabeos 7, 36)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina