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  • Él doblegó a los que habitaban en la altura, en la ciudad inaccesible; la humilló hasta la tierra, le hizo tocar el polvo. (Isaías 26, 5)

  • Pero tus muertos revivirán, se levantarán sus cadáveres. ¡Despierten y griten de alegría los que yacen en el polvo! Porque tu rocío es un rocío de luz, y la tierra dará vida a las Sombras. (Isaías 26, 19)

  • Abatida, hablarás desde la tierra y tu palabra saldrá débilmente del polvo; tu voz vendrá de la tierra, como la de un espectro, y tu palabra será un susurro desde el polvo. (Isaías 29, 4)

  • Pero el tropel de tus adversarios quedará reducido a polvo, y el tropel de los tiranos será como paja que se lleva el viento. De repente, en un instante, (Isaías 29, 5)

  • ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano y abarcó con la palma las dimensiones del cielo? ¿Quién hizo caber en una medida el polvo de la tierra o pesó en una báscula las montañas y en una balanza la colinas? (Isaías 40, 12)

  • Sí, las naciones son como una gota que cae de un balde, cuentan como un grano de polvo en la balanza; las islas pesan lo mismo que el polvillo. (Isaías 40, 15)

  • ¿Quién suscitó desde el Oriente a aquel a quien la victoria le sale al paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete a los reyes? Su espada los reduce a polvo, su arco, a paja que se avienta. (Isaías 41, 2)

  • ¡Baja y siéntate en el polvo, virgen, hija de Babilonia! ¡Siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos! Porque ya no volverán a llamarte "Delicada" y "Refinada". (Isaías 47, 1)

  • Tendrás a reyes como tutores y sus princesas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti con el rostro en tierra y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy el Señor y que no se avergonzarán los que esperan en mí. (Isaías 49, 23)

  • ¡Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva! ¡Desata las ataduras de tu cuello, hija de Sión cautiva! (Isaías 52, 2)

  • El lobo y el cordero pacerán juntos, el león comerá paja como el buey y la serpiente se alimentará de polvo: No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, dice el Señor. (Isaías 65, 25)

  • Tú, Señor, eres la esperanza de Israel: todos los que te abandonan quedarán confundidos, los que se apartan de ti serán escritos en el polvo, porque han abandonado el manantial de agua viva. (Jeremías 17, 13)


“Lembre-se de que os santos foram sempre criticados pelas pessoas deste mundo, e puseram sob seus pés o mundo e as suas máximas .” São Padre Pio de Pietrelcina