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  • Díjoles su padre Israel: «Siendo así, hacedlo; llevaos de lo más fino del país en vuestras cestas, y bajad a aquel hombre un regalo, un poco de sandácara, un poco de miel, almáciga y ládano, pistachos y almendras. (Génesis 43, 11)

  • He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. (Exodo 3, 8)

  • Y he decidido sacaros de la tribulación de Egipto al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, perizitas, jivitas y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel." (Exodo 3, 17)

  • Así, cuando Yahveh te haya introducido en la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los jivitas y de los jebuseos, que juró a tus padres que te daría, tierra que mana leche y miel, celebrarás ese rito en este mes. (Exodo 13, 5)

  • La casa de Israel lo llamó maná. Era como semilla de cilantro, blanco, y con sabor a torta de miel. (Exodo 16, 31)

  • Sube a una tierra que mana leche y miel; que yo no subiré contigo, pues eres un pueblo de dura cerviz; no sea que te destruya en el camino.» (Exodo 33, 3)

  • Toda la oblación que ofrezcáis a Yahveh será preparada sin levadura, pues ni de fermento ni de miel quemaréis nada como manjar abrasado para Yahveh. (Levítico 2, 11)

  • Pero a vosotros os he dicho: «Poseeréis su suelo, el que yo os daré en herencia, tierra que mana leche y miel.» Yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os ha separado de estos pueblos. (Levítico 20, 24)

  • Les contaron lo siguiente: «Fuimos al país al que nos enviaste, y en verdad que mana leche y miel; éstos son sus productos. (Números 13, 27)

  • Si Yahveh nos es favorable, nos llevará a esa tierra y nos la entregará. Es una tierra que mana leche y miel. (Números 14, 8)

  • ¿Te parece poco habernos sacado de una tierra que mana leche y miel para hacernos morir en el desierto, que todavía te eriges como príncipe sobre nosotros? (Números 16, 13)

  • No nos has traído a ningún país que mana leche y miel, ni nos has dado una herencia de campos y vergeles. ¿Pretendes cegar los ojos de estos hombres? ¡No iremos!» (Números 16, 14)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina