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  • Porque si mejoráis realmente vuestra conducta y obras, si realmente hacéis justicia mutua (Jeremías 7, 5)

  • Yo, Yahveh, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada cual según su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías 17, 10)

  • Pues así dice Yahveh, el Dios de Israel, tocante a los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado las ovejas mías, las empujasteis y no las atendisteis. Mirad que voy a pasaros revista por vuestras malas obras - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 23, 2)

  • (Pues también a ellos los reducirán a servidumbre muchas naciones y reyes grandes, y les pagaré según sus obras y según la hechura de sus manos.) (Jeremías 25, 14)

  • Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me arrepentiría del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus obras. (Jeremías 26, 3)

  • Ahora bien, mejorad vuestros caminos y vuestras obras y oíd la voz de Yahveh vuestro Dios, y se arrepentirá Yahveh del mal que ha pronunciado contra vosotros. (Jeremías 26, 13)

  • grande en designios y rico en recursos, que tiene los ojos fijos en la conducta de los humanos, para dar a cada uno según su conducta y el fruto de sus obras; (Jeremías 32, 19)

  • Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho otra cosa sino lo que me disguta desde sus mocedades (porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme con las obras de sus manos - oráculo de Yahveh -). (Jeremías 32, 30)

  • En réplica a tu confianza en tus obras y tus tesoros, también tú eres tomada, y sale Kemós desterrado, sus sacerdotes y jefes a una, (Jeremías 48, 7)

  • Yahveh hizo patente nuestra justicia; venid y cantemos en Sión las obras de Yahveh nuestro Dios. (Jeremías 51, 10)

  • Por eso el Señor ha estado atento a los males y los ha descargado el Señor sobre nosotros; porque es justo el Señor en todas las obras que nos ordenó; (Baruc 2, 9)

  • No apoyados en las obras justas de nuestros padres y de nuestros reyes derramamos nuestra súplica de piedad ante tu rostro, oh Señor Dios nuestro. (Baruc 2, 19)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina