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  • Me hice con bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora mando a avisar a mi señor, para hallar gracia a sus ojos.» (Génesis 32, 6)

  • Hazme un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde haga yo memorable mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. (Exodo 20, 24)

  • Si un hombre roba un buey o una oveja, y los mata o vende, pagará cinco bueyes por el buey, y cuatro ovejas por la oveja. (Exodo 21, 37)

  • Pusieron su ofrenda delante de Yahveh: seis carretas cubiertas y doce bueyes: una carreta por cada dos principales y un buey por cada uno. Lo presentaron delante de la Morada. (Números 7, 3)

  • Moisés recibió las carretas y los bueyes y se los dio a los levitas: (Números 7, 6)

  • dos carretas y cuatro bueyes dio a los hijos de Guersón, según sus servicios; (Números 7, 7)

  • cuatro carretas y ocho bueyes a los hijos de Merarí, según los servicios que desempeñaban a las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón. (Números 7, 8)

  • y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Najson, hijo de Aminadab. (Números 7, 17)

  • y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Natanael, hijo de Suar. (Números 7, 23)

  • y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Eliab, hijo de Jelón. (Números 7, 29)

  • y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elisur, hijo de Sedeur. (Números 7, 35)

  • y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Selumiel, hijo de Surisadday. (Números 7, 41)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina