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y me humillaré todavía más que esto; seré vil a tus ojos, pero ante las criadas de que hablas seré honrado". (II Samuel 6, 22)
Y aun esto es todavía poco para ti, Señor, y extiendes también tu promesa a la casa de tu siervo para un futuro lejano, para la duración misma de la humanidad. (II Samuel 7, 19)
El rey le preguntó: "¿Queda alguno de la casa de Saúl a quien yo pueda favorecer en nombre de Dios?". Sibá respondió: "Todavía queda un hijo de Jonatán, que está lisiado de ambos pies". (II Samuel 9, 3)
David dijo a Urías: "Quédate aquí hoy todavía, y mañana te enviaré". Urías se quedó en Jerusalén aquel día. (II Samuel 11, 12)
te he dado la casa de tu señor y puse en tus brazos las mujeres de tu señor, y te he dado la casa de Israel y de Judá, y, por si esto fuera poco, te añadiré todavía más. (II Samuel 12, 8)
Él respondió: "Cuando todavía vivía el niño, ayunaba y lloraba, porque me decía: ¡Quién sabe si el Señor tendrá piedad de mí y hará que el niño viva! (II Samuel 12, 22)
Llevaba una túnica talar y con mangas, pues así se vestían en otro tiempo las hijas del rey todavía vírgenes. El criado la echó y cerró la puerta tras ella. (II Samuel 13, 18)
Todavía estaban de camino, cuando llegó a David este rumor: "Absalón ha matado a todos los hijos del rey; no ha quedado ni uno solo". (II Samuel 13, 30)
La mujer añadió: "Permite a tu sierva que diga todavía una palabra a mi señor, el rey". El rey dijo: "Habla". (II Samuel 14, 12)
Absalón le respondió: "Te he mandado a decir que vinieses para enviarte al rey con este mensaje: ¿Para qué he venido de Guesur? Me hubiera sido mejor estar todavía allí. Quiero ver al rey; y, si tengo culpa, que me mate". (II Samuel 14, 32)
Joab respondió: "No quiero perder el tiempo contigo". Agarró tres dardos y los clavó en el corazón de Absalón, que todavía estaba vivo en la encina. (II Samuel 18, 14)
Absalón, cuando todavía vivía, se había erigido un monumento en el Valle del Rey, porque pensaba: "Yo no tengo hijos para conservar el recuerdo de mi nombre". Y había puesto su nombre al monumento. Todavía hoy se llama "el monumento de Absalón". (II Samuel 18, 18)