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  • sabed que el que hace volver a un pecador de su camino equivocado le salva de la muerte y hace desaparecer una multitud de pecados. (Santiago 5, 20)

  • Como hijos obedientes no viváis conforme a las pasiones que os tenían esclavizados en otro tiempo cuando caminabais en la ignorancia; (I Pedro 1, 14)

  • pues: Todo mortal es hierba toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, la flor se marchita, (I Pedro 1, 24)

  • Para vosotros, los creyentes, es piedra de gran valor. Para los incrédulos, en cambio, la piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la piedra angular (I Pedro 2, 7)

  • Ésta es la voluntad de Dios que reduzcamos al silencio la ignorancia de los insensatos con nuestra conducta ejemplar. (I Pedro 2, 15)

  • pues considero un deber estimularos con mis exhortaciones mientras habito en esta tienda de campaña, (II Pedro 1, 13)

  • Muchos los seguirán en sus desvergüenzas, y por su causa será maldecido el camino de la verdad. (II Pedro 2, 2)

  • Abandonaron el buen camino, se extraviaron y siguieron el ejemplo de Balaán, hijo de Beor, que habiendo buscado el salario de la injusticia, (II Pedro 2, 15)

  • Mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia que, después de haberlo conocido, apartarse del mandamiento santo que se les había transmitido. (II Pedro 2, 21)

  • preguntarán: ¿En qué ha venido a quedar la promesa de que Cristo volvería? Nuestros padres han muerto y nada ha cambiado, todo sigue igual desde que el mundo es mundo. (II Pedro 3, 4)

  • En cambio, la misma palabra de Dios tiene reservados y guardados los cielos y la tierra actuales para el día del juicio y de la perdición de los malhechores. (II Pedro 3, 7)

  • Si decimos que estamos unidos a él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; (I Juan 1, 6)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina