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Restituye las ciudades arrebatadas y los tributos obtenidos de los lugares ocupados fuera de los límites de Judea, (I Macabeos 15, 30)
o dad en compensación mil setecientos kilos de plata por las destrucciones llevadas a cabo, y otros mil setecientos por los tributos de las ciudades; si no, te declararé la guerra". (I Macabeos 15, 31)
Simón inspeccionaba las ciudades de Judea para enterarse si la administración era justa. El undécimo mes, el de sabat, del año 177 llegó a Jericó con sus dos hijos, Matatías y Judas. (I Macabeos 16, 14)
Se apresuró después a enviar cartas al rey, informándole de lo sucedido y pidiéndole el envío de fuerzas y socorro, a fin de entregarle las ciudades y el país. (I Macabeos 16, 18)
Estando así las cosas, estalló la sublevación de las ciudades de Tarso y Malos porque habían sido dadas como regalo a Antioquida, concubina del rey. (II Macabeos 4, 30)
Menelao, juzgando que las circunstancias eran propicias para medrar, robó algunos objetos de oro del templo y se los dio a Andrónico; otros los vendió en Tiro y en las ciudades vecinas. (II Macabeos 4, 32)
Por sugestión de los de Tolemaida, salió un decreto dirigido a las ciudades helenísticas vecinas, instigándoles a que emplearan los mismos procedimientos con los judíos, obligándoles a tomar parte en los banquetes sagrados, (II Macabeos 6, 8)
Caía de improviso sobre ciudades y aldeas, y les prendía fuego; ocupaba posiciones estratégicas y ponía en fuga a numerosos enemigos. (II Macabeos 8, 6)
Así pues, pasó aviso a las ciudades del litoral para que vinieran a comprar esclavos judíos, prometiendo dar noventa esclavos por treinta y cuatro kilos de plata, no cayendo en la cuenta que la justicia de Dios omnipotente caería sobre él. (II Macabeos 8, 11)
Más vale un hombre paciente que un héroe, más vale el que se domina a sí mismo que el que conquista ciudades. (Proverbios 16, 32)
Ella, mientras eran exterminados los malvados, salvó al justo, que huía del fuego caído sobre las cinco ciudades. (Sabiduría 10, 6)
La lengua del calumniador ha sacudido a muchos y los ha llevado de nación en nación; ha destruido ciudades fuertes y derriba las naciones de los grandes. (Eclesiástico 28, 14)