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  • El extranjero que se entrega al Señor no diga: ¡Sin duda el Señor me excluirá de su pueblo! Ni diga el eunuco: "Yo no soy más que un árbol seco". (Isaías 56, 3)

  • y sal al valle de Ben-Hinnón, a la entrada de la puerta de la Alfarería. Allí pregonarás las palabras que yo te diga. (Jeremías 19, 2)

  • Y al profeta, al sacerdote, al hombre del pueblo que diga: "¡Carga del Señor!", yo le castigaré a él y a su casa. (Jeremías 23, 34)

  • Habéis puesto en peligro vuestra propia vida al enviarme al Señor, vuestro Dios, diciendo: Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios, y todo cuanto te diga comunícanoslo para que lo ejecutemos, (Jeremías 42, 20)

  • Pero escuchad la palabra del Señor todos los judíos que vivís en Egipto: Yo también juro por mi gran nombre -dice el Señor- que no se pronunciará más mi nombre en Egipto por ningún judío que diga: ¡Vive el Señor Dios! (Jeremías 44, 26)

  • Sí, yo despojo a Esaú, descubro sus escondites y no podrá ocultarse. Su descendencia, sus hermanos y sus vecinos serán devastados; no habrá nadie que diga: (Jeremías 49, 10)

  • Me dijo también: "Hijo de hombre, todas las palabras que yo te diga consérvalas en tu corazón, escúchalas con la mayor atención; (Ezequiel 3, 10)

  • Cuando yo diga al malvado: ¡Morirás!, si tú no lo amonestas y no le adviertes que abandone su perversa conducta para que pueda vivir, morirá él por su maldad, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. (Ezequiel 3, 18)

  • Pues yo, el Señor, hablaré. Todo cuanto yo diga será dicho y hecho sin tardanza. Porque será en vuestro tiempo, oh gente rebelde, cuando yo diré algo y lo cumpliré", dice el Señor Dios. (Ezequiel 12, 25)

  • Si, cuando yo diga al malvado: ¡Morirás!, tú no hablas para amonestarlo que se corrija de su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre te pediré cuentas a ti. (Ezequiel 33, 8)

  • Ante él todos los habitantes de la tierra no valen nada; él hace lo que quiere con las milicias de los cielos y con los habitantes de la tierra. No hay nadie que pueda detener su mano, o le diga: ¿Qué haces? (Daniel 4, 32)

  • haced espadas de vuestras azadas y lanzas de vuestras podaderas. Que el cobarde diga: "¡Soy un valiente!". (Joel 4, 10)


“Viva sempre sob o olhar do Bom Pastor e você ficara’ imune aos pastos contaminados.” São Padre Pio de Pietrelcina