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  • Al enterarse de esto los babilonios, se indignaron y se volvieron contra el rey, diciendo: "El rey se ha hecho judío; ha dejado destruir a Bel, ha dejado matar al dragón y suprimir a los sacerdotes". (Daniel 14, 28)

  • Esto dice el Señor todopoderoso: "En aquellos días diez hombres de todas las lenguas del mundo agarrarán a un judío de la orla de su vestido y le dirán: Dejadnos ir con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros". (Zacarías 8, 23)

  • Surgió una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de los ritos de la purificación. (Juan 3, 25)

  • La samaritana le dijo: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". (Es que los judíos no se tratan con los samaritanos). (Juan 4, 9)

  • Pilato respondió: "¿Soy yo acaso judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?". (Juan 18, 35)

  • y les dijo: "Vosotros sabéis que a un judío le está prohibido juntarse con extranjeros y entrar en su casa. Pero Dios me ha enseñado a no llamar profano o impuro a ningún hombre; (Hechos 10, 28)

  • Entonces Pedro, dándose cuenta de lo que pasaba, dijo: "Ahora sé realmente que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de la mano de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo judío". (Hechos 12, 11)

  • Atravesaron toda la isla de Pafos y encontraron a un mago pseudoprofeta judío, llamado Bar Jesús, (Hechos 13, 6)

  • Allí encontró a un judío llamado Áquila, oriundo del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, por haber decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos. (Hechos 18, 2)

  • Un judío llamado Apolo, oriundo de Alejandría, hombre elocuente, muy versado en las Escrituras, llegó a Éfeso. (Hechos 18, 24)

  • Hacían esto los siete hijos de Esceva, sumo sacerdote judío. (Hechos 19, 14)

  • Pero cuando se dieron cuenta de que era judío, todos a una gritaron por espacio de casi dos horas: "¡Grande es la Diana de los efesios!". (Hechos 19, 34)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina