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  • Aquel que llega contra el rey del sur actuará a placer sin que haya quien pueda hacerle frente; se establecerá en la tierra santa llevando en su mano la destrucción. (Daniel 11, 16)

  • Después vendrá a la tierra santa, donde caerán muchísimos, pero se escaparán de sus manos los siguientes países: Edón, Moab y la parte principal de Amón. (Daniel 11, 41)

  • Plantará las tiendas reales entre el mar y los montes de la tierra santa. Pero entonces llegará a su fin y nadie vendrá a socorrerlo. (Daniel 11, 45)

  • Publicad esto entre las naciones. Declarad la guerra santa, llamad a los valientes; que vengan, que salgan todos los guerreros; (Joel 4, 9)

  • El Señor poseerá a Judá como su heredad en la tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. (Zacarías 2, 16)

  • Que todo el mundo calle ante el Señor, porque se levanta de su santa morada. (Zacarías 2, 17)

  • Esto dice el Señor omnipotente: "Vuelvo a Sión y habitaré en Jerusalén. Jerusalén será llamada de nuevo ciudad fiel, y la montaña del Señor omnipotente, montaña santa". (Zacarías 8, 3)

  • Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo subió al alero del templo y (Mateo 4, 5)

  • y, saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. (Mateo 27, 53)

  • mostrándose compasivo con nuestros padres, recordando su santa alianza (Lucas 1, 72)

  • El Señor le dijo: Descálzate, porque el lugar en que estás es tierra santa. (Hechos 7, 33)

  • La ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. (Romanos 7, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina