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  • El hombre que se acuesta con la mujer de su padre, deshonra a su propio padre; los dos serán castigados con la muerte; caiga su sangre sobre ellos. (Levítico 20, 11)

  • Si uno se acuesta con la mujer de su tío, deshonra a su propio tío; los dos cargarán con su culpa y morirán sin descendencia. (Levítico 20, 20)

  • Si la hija de un sacerdote se deshonra y se hace prostituta, deshonra también a su padre; será quemada viva". (Levítico 21, 9)

  • ¿Dónde iría yo con mi deshonra? Y tú serías considerado como un villano en Israel. Pídeselo al rey, que no se opondrá a que yo sea tuya". (II Samuel 13, 13)

  • y nuestra esclavitud no sería para nuestro bien, sino que el Señor, Dios nuestro, haría de ella nuestra deshonra. (Judit 8, 23)

  • ¡Viva el Señor, que me ha protegido en el camino recorrido! Mi rostro lo sedujo para su perdición. Pero no pudo pecar conmigo, lo que hubiera sido mi profanación y mi deshonra". (Judit 13, 16)

  • Que todos a una se queden rojos de vergüenza, todos los que se alegran de mis males; que se cubran de vergüenza y de deshonra los que se consideran superiores a mí. (Salmos 35, 26)

  • La mujer agraciada es la gloria de su marido, pero es trono de deshonra la mujer que odia la justicia. Los perezosos carecen de bienes, pero los decididos adquieren riquezas. (Proverbios 11, 16)

  • El justo odia las palabras mentirosas, el malvado calumnia y deshonra. (Proverbios 13, 5)

  • El siervo inteligente se impone al hijo que deshonra, y con los hermanos compartirá la herencia. (Proverbios 17, 2)

  • "Éste es aquel de quien nos burlábamos y al que teníamos como objeto de irrisión. Necios nosotros, que tuvimos su vida por locura y su fin por deshonra. (Sabiduría 5, 4)

  • No te ensalces a ti mismo, no sea que caigas y traigas la deshonra sobre ti, porque el Señor descubrirá tus secretos y te humillará en medio de la asamblea. Porque no has practicado el temor del Señor, y tu corazón está lleno de falsedad. (Eclesiástico 1, 30)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina