pronađen 37 Rezultati za: espíritus

  • Llamó a los doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. (Marcos 6, 7)

  • Todos quedaron estupefactos y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Manda con autoridad y energía a los espíritus inmundos, y le obedecen!". (Lucas 4, 36)

  • que habían llegado para escucharlo y ser curados de sus enfermedades. Los que eran atormentados por espíritus inmundos también eran curados. (Lucas 6, 18)

  • En aquel momento Jesús curó a muchos de sus enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y dio la vista a muchos ciegos. (Lucas 7, 21)

  • y algunas mujeres que había curado de espíritus malignos y enfermedades; María Magdalena, de la que había echado siete demonios; (Lucas 8, 2)

  • Pero no os alegréis de que los espíritus os estén sometidos; alegraos más bien de que vuestros nombres están escritos en el cielo". (Lucas 10, 20)

  • Entonces va y trae consigo otros siete espíritus peores que él, entran todos y se instalan allí. Así el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero". (Lucas 11, 26)

  • De las aldeas próximas a Jerusalén acudía también mucha gente llevando enfermos y poseídos por espíritus inmundos, y todos eran curados. (Hechos 5, 16)

  • de muchos posesos salían los espíritus impuros dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaban curados. (Hechos 8, 7)

  • hasta el punto de que, con sólo aplicar a los enfermos los pañuelos o cualquier otra prenda de Pablo, se curaban y salían los espíritus malignos. (Hechos 19, 12)

  • Algunos exorcistas judíos ambulantes intentaron también invocar el nombre de Jesús, el Señor, sobre los que estaban poseídos por espíritus malignos, diciendo: "Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica". (Hechos 19, 13)

  • Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten una y otra cosa. (Hechos 23, 8)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina