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  • Al cabo de siete años regresó del país de los filisteos y fue a presentarse ante el rey a reclamar su casa y su campo. (II Reyes 8, 3)

  • Entretanto el copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria asaltando Libná, pues había oído que se había retirado de Laquis. (II Reyes 19, 8)

  • Entonces Senaquerib, rey de Asiria, se retiró, y regresó a Nínive. (II Reyes 19, 36)

  • De regreso, al ver los sepulcros que había en el monte, envió a recoger los huesos de los sepulcros y los quemó en el altar; de este modo profanó, conforme a la palabra del Señor, pronunciada por el hombre de Dios cuando Jeroboán, durante la solemnidad, estaba de pie ante el altar. (II Reyes 23, 16)

  • Cuando regresó a Sicelag, se unieron a él algunos de la tribu de Manasés: Adnas, Yozabad, Yediael, Miguel, Yozabad, Elihú y Siltay, jefes de batallones de Manasés. (I Crónicas 12, 21)

  • Salomón salió de Gabaón, de la tienda de la reunión, y regresó a Jerusalén, donde reinó sobre Israel. (II Crónicas 1, 13)

  • El rey Salomón, por su parte, regaló a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, superando lo que ella había traído al rey. Ella y su séquito emprendieron el viaje de regreso a su país. (II Crónicas 9, 12)

  • Cuando lo supo Jeroboán, hijo de Nabat, que estaba en Egipto, lejos del rey Salomón, regresó de Egipto. (II Crónicas 10, 2)

  • Josafat, rey de Judá, regresó sano y salvo a su casa, a Jerusalén. (II Crónicas 19, 1)

  • Al regreso de la victoria sobre los edomitas, Amasías se trajo los dioses de Seír, los tomó como dioses suyos, se postró ante ellos y les quemó incienso. (II Crónicas 25, 14)

  • derribó los altares y las imágenes de Aserá; despedazó y pulverizó los ídolos y rompió los cipos en todo el territorio de Israel. Luego regresó a Jerusalén. (II Crónicas 34, 7)

  • Luego regresó a Nínive con sus tropas y con toda la incontable multitud de guerreros que le habían seguido, y durante ciento veinte días se dedicaron a descansar y a comer. (Judit 1, 16)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina