30. Los sacerdotes y los levitas recibieron la plata, el oro y los utensilios que habían sido pesados, para trasladarlos a Jerusalén, a la Casa de nuestro Dios.





“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina