5. En el momento en que oigáis el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina