Josué, 3

4. Pero entre ella y vosotros guardad una distancia de un kilómetro; no os acerquéis a ella. Así sabréis por dónde tenéis que ir, pues vosotros no habéis pasado nunca por este camino".

Stihovi vezani uz Josué, 3:

El Capítulo 3 del Libro de Joshua describe el cruce del río Jordán por el pueblo de Israel, dirigido por Joshua, para ingresar a la tierra prometida. Durante la narración, se destaca la importancia de la obediencia a Dios y al liderazgo de Joshua.

Génesis 22:3: "Preguntar a Abraham al amanecer, su burro, y llevó a dos de sus hijos y su hijo; y cortó la madera en el Holocausto, y fue al lugar que Dios había nominado para él". Este versículo informa la obediencia de Abraham a Dios cuando fue llamado a ofrecer a Isaac en sacrificio. Al igual que Abraham, el pueblo de Israel necesitaba obedecer a Dios para conquistar la tierra prometida.

Éxodo 14:16: "Y tú, levanta la varilla y alcanza tu mano sobre el mar, y lo atornilla, que los hijos de Israel pasan a través del medio del mar seco". Este versículo narra cómo Dios guió a Moisés a abrir el Mar Rojo para que la gente de Israel pueda cruzarlo. Del mismo modo, en Joshua 3, Dios abrió el río Jordán para que el pueblo de Israel pudiera pasar y entrar en la tierra prometida.

Deuteronomio 31:7: "Y Moisés llamó a Joshua, y dijo a los ojos de todo Israel, luchar y tener un buen coraje, porque entrarás en esta gente en la tierra que el Señor juró que sus padres les dan; ella la hereda ". Este versículo destaca el liderazgo de Joshua y la importancia de tener coraje y confianza en Dios para conquistar la tierra prometida.

Salmo 114:3: "El mar vio esto y huyó; Jordan lo hizo atrás". Este versículo se refiere al pasaje a través del Mar Rojo y también destaca la apertura del río Jordán al pueblo de Israel Pass, destacando la acción sobrenatural de Dios.

Joshua 4:23: Porque el Señor, tu Dios, ha secado las aguas del Jordán delante de ti, hasta que pasaste, como el Señor tu Dios ha hecho al Mar Rojo, a lo que pasamos ante nosotros pasamos ". Este verso enfatiza la acción milagrosa de Dios en la apertura del río Jordán al pueblo de Israel para pasar, recordando también el paso a través del Mar Rojo, destacando la fidelidad de Dios para cumplir sus promesas.