54. Él llamó rápidamente a su escudero y le dijo: "Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: le mató una mujer". Su escudero lo atravesó, y murió.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina