16. El delito de uno solo no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo delito vino la condenación, y por el don de Dios, a pesar de muchos delitos, vino la absolución.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina