Salmos, 140
8. Oh Señor, Señor mío, la fuerza que me salva, tú cubres mi cabeza el día del combate.
8. Oh Señor, Señor mío, la fuerza que me salva, tú cubres mi cabeza el día del combate.
“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina