Deuteronomio, 28

19. Maldito serás cuando salgas y maldito también cuando vuelvas.

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Deuteronomio 28 describe las bendiciones y maldiciones que vendrían sobre el pueblo de Israel, dependiendo de si obedecerían o no los mandamientos de Dios. Los primeros 14 versículos describen las bendiciones que les resultarían si obedecieran, mientras que los siguientes versos hablan de las maldiciones que se encontrarían si se desobedieran. Aquí hay cinco versos relacionados con los temas abordados en Deuteronomio 28:

Joshua 1:8 - "No salgas de tu boca el libro de esta ley, pero medita en ella día y noche, que puedes tener cuidado de hacer de acuerdo con todo lo que está escrito en él; porque harás tu camino prosperar, y tener éxito ". Este versículo destaca la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios, uno de los principales mensajes de Deuteronomio 28.

Proverbios 3:33 - "La maldición del Señor habita en la casa de los malvados, pero la morada de los justos bendecirá". Este versículo destaca la idea de que la desobediencia a los mandamientos de Dios trae maldiciones, otro mensaje importante de Deuteronomio 28.

Mateo 7:24-27- "Todos, porque, que escuchan estas palabras y las practican, me pareceré al hombre prudente, que construyó su casa sobre la roca ... y bajó la lluvia, y corrió ríos, y corrió por los ríos, y los vientos soplados, y lucharon contra esa casa, y no cayó, porque fue construido sobre la roca ". Este versículo destaca la importancia de construir nuestras vidas sobre la base sólida de la obediencia a los mandamientos de Dios, algo que Deuteronomio 28 enfatiza repetidamente.

Gálatas 6:7 - "No te perderás: Dios no se burla; porque todo lo que el hombre sembrará cosechará". Este versículo destaca la idea de que hay consecuencias para nuestras acciones, un mensaje que es central para la Deuteronomio 28.

Apocalipsis 22:14 - "Bienaventurados los que mantienen sus mandamientos, que pueden tener derecho al árbol de la vida y pueden ingresar a la ciudad por las puertas". Este versículo destaca la idea de que la obediencia a los mandamientos de Dios es recompensada, algo que es uno de los principales mensajes de Deuteronomio 28.