Salmos, 28

Biblia Latinoamericana

1 A ti te llamo, Señor, Roca mía, no te hagas el sordo; no sea que, si guardas silencio, me ocurra como a los que bajan a la tumba.

2 Escucha la voz de mi plegaria cuando a ti grito y elevo mis manos hacia tu Templo santo.

3 Junto con los malvados no me arrastres ni con los que cometen iniquidad, que hablan de paz a sus hermanos, pero llevan dentro la maldad.

4 Págales tú de acuerdo a sus obras y según la malicia de sus crímenes, dáles lo mismo que han hecho sus manos, págales como se lo merecen.

5 Ya que no miran las obras del Señor ni entienden lo que hacen sus manos, él los destruirá y no los rehará.

6 Bendito sea el Señor, que ha escuchado la voz de mi oración.

7 El Señor es mi fuerza y mi escudo, mi corazón confiaba en él, y me socorrió, por eso mi corazón se alegra y le canto agradecido.

8 El Señor es la fuerza de su pueblo, un refugio seguro para su ungido.

9 ¡Salva a tu pueblo y bendice a los tuyos, pastoréalos y llévalos por siempre!




Versículos relacionados com Salmos, 28:

El Salmo 28 es una oración que llora por la protección divina ante los enemigos y pide la justicia de Dios. El salmista expresa su confianza en Dios y su rechazo a quienes practican el mal. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas del Salmo 28:

Salmo 7:9: "¡Fin de la maldad de los malvados y permitir al dios justo, oh justo, investigar los corazones y las mentes!" El salmista deja en claro que Dios es un dios justo y que permite a los justos mientras castiga a los malvados.

Salmo 18:2: "El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi liberador; mi Dios es mi roca, en quien me refugio. Él es mi escudo y el poder que me salva, mi torre". El salmista enfatiza la protección de Dios y su seguridad en Dios.

Salmo 55:22: "Entregue sus preocupaciones al Señor, y él lo sostendrá; nunca permitirá que los justos caigan". El salmista aconseja confiar en Dios, dándole preocupaciones y él sostendrá y protegerá.

Salmo 94:14: "Porque el Señor no abandonará a su pueblo; nunca abandonará su herencia". El salmista cree que Dios no abandona a su pueblo y no abandonará su herencia.

Salmo 140:8: "Señor, no otorgues a los malvados sus deseos; no permitas que sus planes se materialicen, porque son arrogantes". El salmista rechaza a los que practican el mal y le pide a Dios que no permita que sus planes se materialicen.





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