13. El pecado es el comienzo del orgullo; al perseverar en el pecado se abren de par en par las puertas a la soberbia impía. Por eso el Señor envió a los pecadores siniestros castigos; al último los aniquiló.





“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina