Talált 1488 Eredmények: Adán hasta Noé

  • el cual hizo soplar un viento muy fuerte del mar, que arrastró todas las langostas hasta el mar Rojo. Ni una sola quedó en todo el territorio de Egipto. (Exodo 10, 19)

  • También nuestros animales estarán con nosotros, hasta la última uña, pues sacamos de entre ellos lo que sacrificamos a Yavé, nuestro Dios, (Exodo 10, 26)

  • y ni siquiera sabemos cuáles animales hemos de ofrecer hasta que lleguemos al lugar.» (Exodo 10, 27)

  • y en Egipto morirán todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón que se sienta en el trono, hasta el de la esclava que mueve la piedra del molino, y todos los primeros nacidos de los animales. (Exodo 11, 5)

  • Ustedes lo reservarán hasta el día catorce de este mes. Entonces toda la comunidad de Israel lo sacrificará al anochecer. (Exodo 12, 6)

  • Durante siete días comerán pan sin levadura. Desde el primer día no habrá fermento en las casas, pues cualquiera que coma pan fermentado desde el primer día hasta el séptimo será borrado de la comunidad de Israel. (Exodo 12, 15)

  • Desde la tarde del día catorce del primer mes hasta la tarde del veintiuno del mismo mes ustedes comerán pan sin levadura. (Exodo 12, 18)

  • Tomen un manojo de hisopo mojado con la sangre y marquen los dos postes y la parte superior de la puerta. Y luego ninguno de ustedes saldrá de su casa hasta la mañana. (Exodo 12, 22)

  • Sucedió que, a media noche, Yavé hirió de muerte a todo primogénito del país de Egipto, desde el primogénito de Faraón que está sentado en el trono, hasta el del preso que está en la cárcel, y a todos los primeros nacidos de los animales. (Exodo 12, 29)

  • Las aguas profundas los han sepultado, hasta el fondo cayeron como piedra. (Exodo 15, 5)

  • ¡pavor y espanto cayó sobre ellos! Diste golpes, y quedan mudos como piedra hasta que pase tu pueblo, Yavé, hasta que pase el pueblo que compraste. (Exodo 15, 16)

  • «¿Hasta cuándo se negarán a observar mis mandamientos y mi Ley? (Exodo 16, 28)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina