Talált 886 Eredmények: David huye

  • El malhechor huye cuando nadie lo persigue, el justo en cambio se siente más seguro que el león. (Proverbios 28, 1)

  • Palabras de Qohelet, hijo de David, rey de Jerusalén. (Eclesiastés (Qohelet) 1, 1)

  • Tu cuello es como la torre de David, levantada para dominar; de ella cuelgan mil escudos, todos escudos de valientes. (Cantar 4, 4)

  • Huye, amado mío, como gacela o como un cabrito por los montes de las balsameras. (Cantar 8, 14)

  • El Espíritu Santo que nos educa huye de la duplicidad; rechaza los pensamientos estúpidos y se paraliza frente a la maldad. (Sabiduría 1, 5)

  • Huye del pecado como lo harías de una serpiente: si te acercas, te muerde; tiene dientes de león y destruye vidas humanas. (Sirácides (Eclesiástico) 21, 2)

  • Cuando Dios se comprometió con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, uno solo de sus hijos heredaría su realeza; con Aarón, en cambio, su sacerdocio pasa a todos sus descendientes. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 25)

  • Después apareció Natán que profetizó en tiempos de David. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 1)

  • Así como en un sacrificio se reservan las grasas para el Señor, así fue puesto aparte David entre los hijos de Israel. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 2)

  • David se entretenía con leones y con osos como si fueran cabritos o corderitos. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 3)

  • Después de tantas hazañas, David rindió homenaje al Santo, al Altísimo, con cánticos de alanbanz; le entonó himnos con todo su corazón; se sentía contento por lo que le había hecho. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 8)

  • David puso delante del altar a los cantores con arpas para que dejaran oír sus voces melodiosas. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 9)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina