Talált 114 Eredmények: Elías

  • Cuando llegó el mediodía, Elías empezó a burlarse de ellos, diciendo: «Griten más fuerte, cierto que Baal es Dios, pero debe estar ocupado, debe andar de viaje, tal vez está durmiendo y tendrá que despertarse.» (1 Reyes 18, 27)

  • Entonces Elías dijo a todo el pueblo: «Acérquense a mí.» Todos se acercaron a él. Arregló el altar de Yavé, que había sido destruido, (1 Reyes 18, 30)

  • Ordenó entonces: «Lleven cuatro cántaros de agua y échenla sobre la víctima y sobre la leña.» La echaron y Elías dijo: «Otra vez.» Y tres veces hicieron lo mismo. (1 Reyes 18, 34)

  • A la hora en que se hacen los sacrificios, la tarde, se acercó el profeta Elías y oró así: «Yavé, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he hecho todas estas cosas. (1 Reyes 18, 36)

  • Elías dijo: «Apresen a los profetas de Baal: que no escape ninguno.» Una vez apresados, Elías los hizo bajar al torrente de Cisón, y los degolló allí. (1 Reyes 18, 40)

  • Luego Elías le mandó decir a Ajab: «Come y bebe ahora, porque ya siento ruido de lluvia que cae.» (1 Reyes 18, 41)

  • Subió Ajab a comer y beber, mientras que Elías subía a la cumbre del monte Carmelo, donde se postró con el rostro entre las rodillas. (1 Reyes 18, 42)

  • Dijo a su muchacho: «Sube y mira para el mar.» Este fue a mirar, y dijo: «No veo nada.» Elías ordenó: «Vuelve hasta siete veces.» (1 Reyes 18, 43)

  • A la séptima vez, el muchacho dijo: «Veo una nube pequeña, como la palma de la mano, que sube del mar.» Entonces Elías le mandó decir a Ajab: «Prepara tu carro y baja para que no te detenga la lluvia.» (1 Reyes 18, 44)

  • Yavé tenía con su mano a Elías; éste se amarró el cinturón y se puso a correr delante de Ajab hasta la entrada de Jezrael. (1 Reyes 18, 46)

  • Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había dado muerte a cuchillo a todos los profetas de Baal. (1 Reyes 19, 1)

  • Y Jezabel mandó a decir a Elías: «Que yo muera si mañana a esta hora no te trato como has tratado a los profetas de Baal.» (1 Reyes 19, 2)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina