Talált 2664 Eredmények: Hijos de Judá

  • No les escribo esto para avergonzarlos, sino para amonestarlos como a hijos muy queridos. (1º Carta a los Corintios 4, 14)

  • Pues el esposo no creyente es santificado mediante su esposa, y la esposa no creyente es santificada mediante su marido cristiano. De no ser así, también sus hijos estarían lejos de Dios, mientras que en realidad ya han sido consagrados. (1º Carta a los Corintios 7, 14)

  • Páguennos con la misma moneda. Les hablo como a hijos; sean más abiertos. (2º Carta a los Corintios 6, 13)

  • Yo seré un padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos e hijas, dice el Señor, Dueño del universo. (2º Carta a los Corintios 6, 18)

  • Ahora por tercera vez me preparo para visitarlos, y tampoco seré para ustedes una carga, pues no me intereso por lo que tienen, sino por ustedes mismos; y no son los hijos los que deben juntar dinero para sus padres, sino los padres para sus hijos. (2º Carta a los Corintios 12, 14)

  • Entiendan, pues, que quienes toman el camino de la fe son hijos de Abrahán. (Carta a los Gálatas 3, 7)

  • Ustedes están en Cristo Jesús, y todos son hijos de Dios gracias a la fe. (Carta a los Gálatas 3, 26)

  • con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos. (Carta a los Gálatas 4, 5)

  • Ustedes ahora son hijos, por lo cual Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá! o sea: ¡Papá! (Carta a los Gálatas 4, 6)

  • Está escrito que Abrahán tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la mujer libre, su esposa. (Carta a los Gálatas 4, 22)

  • Agar era de Arabia, donde está el monte Sinaí, y representa a la Jerusalén actual, que es esclava, lo mismo que sus hijos. (Carta a los Gálatas 4, 25)

  • La Escritura dice: Alégrate, mujer estéril y sin hijos; estalla en gritos de alegría, tú que no has conocido los dolores de parto; pues muchos serán los hijos de la madre abandonada, más que los de la que tenía marido. (Carta a los Gálatas 4, 27)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina