Talált 66 Eredmények: Líbano

  • Los labios de mi novia destilan pura miel; debajo de tu lengua se encuentra leche y miel, y la fragancia de tus vestidos es la de los bosques del Líbano. (Cantar 4, 11)

  • Fuente de los jardines, manantial de aguas vivas, corrientes que bajan del Líbano. Ella: (Cantar 4, 15)

  • Sus piernas, columnas de mármol, asentadas en basas de oro puro. Su aspecto es como el Líbano, majestuoso como los cedros. (Cantar 5, 15)

  • Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat-Rabím. Tu nariz es la cumbre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)

  • Crecí como un cedro del Líbano, como el ciprés en las laderas del Hermón. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 13)

  • De pie junto al brasero del altar, recibía de manos de los sacerdotes las carnes sacrificadas: sus hermanos formaban una corona a su alrededor como el follaje de los cedros del Líbano, o hacían un círculo en torno a él como troncos de palmeras. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 12)

  • y el líbano tan nombrado se viene abajo. (Isaías 10, 34)

  • Aun los cipreses y los cedros del Líbano se alegran, diciendo: «Desde que estás en la tumba, ya no tenemos que temer al leñador.» (Isaías 14, 8)

  • Falta muy poco tiempo para que el Líbano se convierta en un jardín y que el jardín, en cambio, pase a ser un zarzal. (Isaías 29, 17)

  • La tierra está de luto y se muere, el Líbano ha sido humillado y queda árido, el Sarón parece un desierto, y un peladero, el Basán y el Carmelo. (Isaías 33, 9)

  • Que se llene de flores como junquillos, que salte y cante de contenta, pues le han regalado el esplendor del Líbano y el brillo del Carmelo y del Sarón. Ellos a su vez verán el esplendor de Yavé, todo el brillo de nuestro Dios. (Isaías 35, 2)

  • Por boca de tus mensajeros has insultado a Yavé; «Con mis innumerables carros -dijiste, he subido a las más altas montañas, en las faldas del Líbano. He cortado sus altos bosques de cedros y sus cipreses más hermosos, He llegado hasta su más remotos escondites, hasta sus frondosas selvas. (Isaías 37, 24)


“Temos muita facilidade para pedir, mas não para agradecer”. São Padre Pio de Pietrelcina