Talált 519 Eredmények: Lea

  • El empleado, pues, se arrojó a los pies del rey, suplicándole: «Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo.» (Evangelio según San Mateo 18, 26)

  • Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: «Págame lo que me debes.» (Evangelio según San Mateo 18, 28)

  • Después de terminar este discurso, Jesús partió de Galilea y llegó a las fronteras de Judea por la otra orilla del Jordán. (Evangelio según San Mateo 19, 1)

  • Y la muchedumbre respondía: «¡Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!» (Evangelio según San Mateo 21, 11)

  • Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. (Evangelio según San Mateo 21, 35)

  • Después de esos días de angustia, el sol se oscurecerá, la luna perderá su brillo, caerán las estrellas del cielo y se bambolearán los mecanismos del universo. (Evangelio según San Mateo 24, 29)

  • Pero después de mi resurrección iré delante de ustedes a Galilea.» (Evangelio según San Mateo 26, 32)

  • Mientras Pedro estaba sentado fuera, en el patio, se le acercó una sirvienta de la casa y le dijo: «Tú también estabas con Jesús de Galilea.» (Evangelio según San Mateo 26, 69)

  • También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. (Evangelio según San Mateo 27, 55)

  • pero vuelvan en seguida y digan a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y ya se les adelanta camino a Galilea. Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo.» (Evangelio según San Mateo 28, 7)

  • Jesús les dijo en seguida: «No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.» (Evangelio según San Mateo 28, 10)

  • Por su parte, los Once discípulos partieron para Galilea, al monte que Jesús les había indicado. (Evangelio según San Mateo 28, 16)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina