Talált 29 Eredmények: Levante

  • Me levanté para abrir a mi amado, y mis manos destilaron mirra, corrió mirra de mis dedos sobre el pestillo de la cerradura. (Cantar 5, 5)

  • Insolencia tropezará y caerá al suelo, sin tener quien la levante. Prenderé fuego a tus ciudades y arderán todos tus alrededores. (Jeremías 50, 32)

  • Aunque Babilonia se levante hasta el cielo y alce su poder a donde nadie puede llegar, llegarán, sin embargo, hasta allí los saqueadores que yo mandé, asegura Yavé. (Jeremías 51, 53)

  • Por eso levanté mi mano contra ti, reduje tu ración y te abandoné al capricho de tus enemigos, las ciudades filisteas, que se avergonzaban de tu descarada conducta. (Ezequiel 16, 27)

  • Está plantada, pero ¿prosperará? Basta que se levante el viento del este para que se seque: se secará en la tierra donde floreció." (Ezequiel 17, 10)

  • Te arrojaré al suelo seco junto con los peces de tus canales, quedarás tirado en el suelo sin que nadie te levante o recoja. Te entregaré como carroña a las fieras de la tierra y a los pájaros del cielo. (Ezequiel 29, 5)

  • Al cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo y la razón volvió a mí; entonces bendije al Altísimo ¡¡Alabado y glorificado el que vive eternamente, cuyo imperio es eterno, y cuyo reino durará por todas las generaciones (Daniel 4, 31)

  • Levanté los ojos y vi un carnero que estaba delante del río. Tenía dos cuernos largos, pero uno más alto que el otro y el más alto se erigió después del otro. (Daniel 8, 3)

  • Entonces, yo, Daniel, me desmayé y estuve enfermo unos cuantos días. Luego me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Seguía espantado por la visión y no la comprendía. (Daniel 8, 27)

  • levanté los ojos y vi esto: un hombre vestido de tela de hilo con cinturón de oro puro. (Daniel 10, 5)

  • Todos están ardiendo de pasión, calientes como un horno que ha dejado encendido el panadero mientras amasa y espera que la masa se levante. (Oseas 7, 4)

  • Ha caído la virgen de Israel, y no volverá ya a levantarse, postrada está en el suelo, y no hay quien la levante. (Amós 5, 2)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina