Talált 83 Eredmények: Lluvia

  • Ellos no pueden nombrar a rey alguno en ningún país ni pueden dar la lluvia a los hombres. (Baruc 6, 52)

  • La luz que lo rodeaba tenía el aspecto del arcoiris que se ve en las nubes en los días de lluvia. Esa visión era una imagen de la Gloria de Yavé, cuando lo vi me tiré de bruces al suelo; oí entonces una voz que me habló. (Ezequiel 1, 28)

  • Díganles a los que ponen el estuco: ¡Vendrán la lluvia torrencial, la caída del granizo y el viento de tormenta, (Ezequiel 13, 11)

  • Esto dice Yavé: Mi cólera desencadena un viento tempestuoso, mi furor envía la lluvia torrencial, mi rabia lanza los granizos de la destrucción. (Ezequiel 13, 13)

  • Las instalaré alrededor de mi colina y haré que caiga la lluvia a su tiempo, será una lluvia de bendición. (Ezequiel 34, 26)

  • Lo castigaré por la peste y la sangre, haré que caiga sobre él, su pueblo y los numerosos pueblos que lo acompañan, una lluvia torrencial, granizos, de fuego y azufre. (Ezequiel 38, 22)

  • Lluvia y rocío aalábenlo y ensálcenlo eternamente (Daniel 3, 64)

  • Empeñémonos en conocer a Yavé. Su venida es tan cierta como la de la aurora, y su intervención, tan repentina como la llegada del día. Llegará como la lluvia, como el aguacero que riega la tierra. (Oseas 6, 3)

  • Y ustedes, hijos de Sión, alégrense en Yavé, su Dios, porque él les da la lluvia de otoño para la fertilidad y hace caer agua en otoño y primavera como antes. (Joel 2, 23)

  • No les mandé la lluvia cuando faltaban tres meses para la cosecha, o bien hice llover sobre una ciudad mientras en otra no llovía; unos campos se regaron con la lluvia, pero otros, faltos de agua, se secaron. (Amós 4, 7)

  • Entonces el resto de Jacob será en medio de numerosos pueblos como rocío enviado por Yavé, como gotas de lluvia sobre el pasto, pues ya no esperarán más en los hombres ni pondrán en los mortales su confianza. (Miqueas 5, 6)

  • Por esto los cielos han retenido la lluvia y la tierra no ha dado sus frutos. (Ageo 1, 10)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina