Talált 341 Eredmények: Reyes

  • «Este pueblo se ha asustado ante los reyes de Damasco y Samaria, y no hizo más caso de las aguas de Siloé que corren mansamente. (Isaías 8, 6)

  • Dice: «¿Mis príncipes no son reyes acaso? (Isaías 10, 8)

  • «Esto lo conseguí con la fuerza de mi brazo y con mi capacidad, pues soy inteligente; he hecho retroceder las fronteras de los pueblos y me he apoderado de sus tesoros. Yo como soberano hice bajar de su trono a sus reyes. (Isaías 10, 13)

  • Bajo la tierra, el reino de los muertos se agita por ti, para darte la bienvenida; despierta a las sombras de todos los grandes de la tierra y se levantan de sus tronos los reyes de los pueblos. (Isaías 14, 9)

  • Todos los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su tumba, (Isaías 14, 18)

  • No tendrás la sepultura de los reyes, porque has desolado tu tierra y asesinado a tu pueblo: nadie, en adelante, se acordará de la descendencia de los malhechores. (Isaías 14, 20)

  • ¡Son unos estúpidos los príncipes de Zoan,! Los sabios de Faraón forman un ministerio de imbéciles, y todavía dicen al Faraón: «Yo soy un alumno de sabios, un alumno de antiguos reyes.» (Isaías 19, 11)

  • Después de los setenta años, Yavé se interesará de nuevo por Tiro, quien volverá a cobrar su salario de prostituta y se entregará a todos los reyes del mundo. (Isaías 23, 17)

  • Ese día Yavé pedirá cuentas al ejército de los cielos, allá en lo alto, y aquí abajo, a los reyes de la tierra; (Isaías 24, 21)

  • Pues sabes muy bien lo que los reyes de Asur han hecho con todos los países, esto es, los han destruido totalmente; (Isaías 37, 11)

  • Es cierto, Yavé, que los reyes de Asur han aniquilado a todas las naciones con sus habitantes. (Isaías 37, 18)

  • ¿Quién ha mandado desde el Oriente a aquel que se topa con la victoria a cada paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete los reyes? Su espada los convierte en polvo y las flechas de su arco los dispersan como paja. (Isaías 41, 2)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina