Talált 407 Eredmények: agua de la purificación

  • "Hijo de hombre, vas a comer tu pan como si estuvieras temblando, y a beber tu agua como si estuvieras angustiado y anonadado. (Ezequiel 12, 18)

  • Y luego dirás a propósito de los señores de Jerusalén: Esta palabra de Yavé está destinada a los habitantes de Jerusalén, a todos los que están todavía en la tierra de Israel: Comerán su pan en medio de la angustia, beberán su agua en medio de su tristeza, porque su país será desolado, privado de sus riquezas a causa de la violencia de sus habitantes. (Ezequiel 12, 19)

  • Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no habían cortado tu cordón, ni te habían bañado en agua, ni frotado con sal, ni te habían envuelto en pañales. (Ezequiel 16, 4)

  • Te bañé con agua, lavé tu sangre y te perfumé con aceite. (Ezequiel 16, 9)

  • Luego tomó una plantita del lugar, la puso en un campo como si fuera un sauce, donde no faltara el agua. (Ezequiel 17, 5)

  • Pero llegó otra águila, grande, de anchas alas, de tupido plumaje, y la parra dirigió sus raíces y sus ramas hacia ella, esperando encontrar más agua que la que tenía en su tierra. (Ezequiel 17, 7)

  • Había sido sin embargo plantada en buena tierra, donde no faltaba el agua, podía extender sus ramas, dar frutos y ser una parra magnífica. (Ezequiel 17, 8)

  • Tu madre era como una parra plantada a orilla del agua, una parra fértil y verde porque no le faltaba el agua. (Ezequiel 19, 10)

  • Habla, pues, en figuras para esa banda de rebeldes. Dirás de parte de Yavé: Pon la olla en el fuego y échale agua. (Ezequiel 24, 3)

  • ¿Así que no les basta con pastar en un buen potrero? ¿Por qué han pisoteado el resto del pasto? Si toman un agua clara, ¿por qué han enturbiado el resto con sus pies? ¿Acaso mis ovejas tienen que ramonear lo que ustedes pisotearon y tomar lo que enturbiaron los pies de ustedes? Por eso, esto dice Yavé: Juzgaré tanto a las ovejas gordas como a las flacas. (Ezequiel 34, 18)

  • Los rociaré con un agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus inmundos ídolos. (Ezequiel 36, 25)

  • El me llevó a la entrada del Templo y vi que brotaba agua de debajo del dintel de la Casa: corría hacia el oriente igual como la Casa que daba al oriente. El agua brotaba del lado sur del altar. (Ezequiel 47, 1)


“Que Jesus o mergulhe no esplendor da Sua imortal juventude.” São Padre Pio de Pietrelcina