Talált 242 Eredmények: arca del pacto

  • Joyada hizo un pacto entre Yavé, el rey y el pueblo para que fueran el pueblo de Yavé. (2 Reyes 11, 17)

  • El rey estaba de pie junto a la columna; pactó la alianza en presencia de Yavé, comprometiéndose a seguirlo, a guardar sus mandamientos y sus leyes, y a respetar sus ordenanzas. Se comprometió a mantener esta alianza según lo escrito en el Libro, con todo su corazón y toda su alma. Y todo el pueblo se comprometió con él. (2 Reyes 23, 3)

  • Estos son los que puso David para dirigir el canto en la casa de Yavé, desde que el Arca tuvo un lugar de reposo. (1 Crónicas 6, 16)

  • Vinieron todos los jefes de Israel a donde el rey, a Hebrón; David hizo allí un pacto con ellos en presencia de Yavé y ellos lo ungieron como rey de Israel, según la palabra que Yavé había pronunciado por boca de Samuel. (1 Crónicas 11, 3)

  • y volvamos a traer a nuestro lado el Arca de nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado por ella en tiempos de Saúl. (1 Crónicas 13, 3)

  • David entonces congregó a todo Israel, desde Sijor de Egipto hasta la entrada de Jamat, para traer el Arca de Yavé desde Cariatiarim. (1 Crónicas 13, 5)

  • Subió, pues, David con todo Israel, hacia Baalá, a Cariatiarim de Judá, para subir de allí el Arca de Dios que lleva el Nombre de Yavé que está sobre los querubines. (1 Crónicas 13, 6)

  • Cargaron el Arca de Yavé en una carreta nueva, y se la llevaron de la casa de Abinadab; Uzzá y Ajyó conducían la carreta. (1 Crónicas 13, 7)

  • Al llegar a la era de Quidom, Uzzá extendió su mano para sostener el Arca, porque los bueyes amenazaban volcarla. (1 Crónicas 13, 9)

  • Yavé se enojó contra Uzzá y lo hirió por haber tocado el Arca, cayendo muerto allí delante de Dios. (1 Crónicas 13, 10)

  • David tuvo miedo aquel día a Yavé y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Dios?» (1 Crónicas 13, 12)

  • El Arca de Dios habitó tres meses en la casa de Obededom y Yavé hizo prosperar su casa y cuanto tenía. (1 Crónicas 13, 14)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina