Talált 214 Eredmények: bendición de isaac

  • Esaú insistió: «¿Acaso no tienes más bendición que ésta? Padre, bendíceme a mí también.» Y Esaú se puso a llorar. (Génesis 27, 38)

  • Entonces Isaac le respondió: «Mira, vivirás lejos de las tierras fértiles y lejos del rocío del cielo. (Génesis 27, 39)

  • Esaú le tomó odio a Jacob, a causa de la bendición que le había dado su padre, y se decía: «Se acercan ya los días de luto por mi padre, y entonces mataré a mi hermano Jacob.» (Génesis 27, 41)

  • Rebeca dijo a Isaac: «Estas mujeres hititas me tienen tan aburrida que ya no quiero vivir. Si también Jacob se casa con una mujer de esta tierra, yo me muero. (Génesis 27, 46)

  • Entonces Isaac llamó a su hijo Jacob, lo bendijo y le dio esta orden: «No te cases con ninguna mujer cananea. (Génesis 28, 1)

  • Que Dios te conceda la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia, para que te hagas dueño de la tierra en que ahora vives, y que Dios dio a Abrahán.» (Génesis 28, 4)

  • Isaac despidió a Jacob, que se dirigió a Padán-Aram, a la casa de Labán, hijo de Betuel el arameo, hermano de Rebeca. (Génesis 28, 5)

  • Comprendió, pues, que las mujeres cananeas no agradaban a su padre Isaac. (Génesis 28, 8)

  • Yavé estaba allí a su lado, de pie, y le dijo: «Yo soy Yavé, el Dios de tu padre Abrahán y de Isaac. Te daré a ti y a tus descendientes la tierra en que descansas. (Génesis 28, 13)

  • Y se llevó todos sus rebaños y todos los bienes que había adquirido en Padán-Aram, volviendo donde su padre Isaac, a Canaán. (Génesis 31, 18)

  • Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y Dios Terrible de Isaac, no me hubiera asistido, con toda seguridad que tú me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mis pruebas y el trabajo de mis manos y por eso anoche pronunció su sentencia.» (Génesis 31, 42)

  • Entonces Jacob juró por el Dios Terrible de su padre Isaac. Jacob ofreció un sacrificio en el monte y convidó a comer a todos sus hermanos. Comieron y pasaron la noche en el monte. (Génesis 31, 54)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina