Talált 135 Eredmények: cerros

  • subirán victoriosos al monte Sión para gobernar de allí a los cerros de Esaú. Entonces Yavé reinará. (Abdías 1, 21)

  • los cerros tiemblan ante él, y las lomas se estremecen. Ante él se derrumban la tierra, el universo y todos los que en él viven. (Nahún 1, 5)

  • Ese día, lo asegura Yavé, un tremendo clamor saldrá de la Puerta del Pescado; aullidos de la ciudad nueva, y un ruido espantoso de los cerros vecinos. (Sofonías 1, 10)

  • Tuve otra visión: cuatro carros salían de entre dos cerros y los cerros eran de bronce. (Zacarías 6, 1)

  • Y huirán ustedes por ese valle, por entre los dos cerros hacia Yasol. Huirán igual que huyeron cuando hubo ese terremoto en tiempos de Ozías, rey de Judá. Entonces vendrá Yavé, tu Dios, acompañado de todos los Santos. (Zacarías 14, 5)

  • ¿Qué pasará, según ustedes, si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía? ¿No dejará las noventa y nueve en los cerros para ir a buscar la extraviada? (Evangelio según San Mateo 18, 12)

  • Día y noche andaba por los cerros, entre los sepulcros, gritando y lastimándose con piedras. (Evangelio según San Marcos 5, 5)

  • Cuando vean al ídolo del opresor instalado en el lugar donde no debe estar (el que lea, que entienda bien), entonces los que estén en Judea huyan a los cerros. (Evangelio según San Marcos 13, 14)

  • Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. (Evangelio según San Lucas 1, 39)

  • Las quebradas serán rellenadas y los montes y cerros allanados. Lo torcido será enderezado, y serán suavizadas las asperezas de los caminos. (Evangelio según San Lucas 3, 5)

  • Entonces dirán: «¡Que caigan sobre nosotros los montes, y nos sepulten los cerros!» (Evangelio según San Lucas 23, 30)

  • Al llegar a la bajada de los cerros, se topó con sus sirvientes que venían a decirle que su hijo estaba sano. (Evangelio según San Juan 4, 51)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina