Talált 58 Eredmények: cuentas

  • Trataré al sacerdote como al pueblo y le pediré cuentas por su conducta; a cada cual retribuiré según sus obras. (Oseas 4, 9)

  • Ha llegado la hora de rendir cuentas; ha llegado la hora del desquite: ¡que todo Israel lo sepa! Los profetas serán como locos y los inspirados ya no sabrán qué decir, pues, así como fue grande tu pecado, enorme será tu desastre. (Oseas 9, 7)

  • Por eso Yavé tiene una querella contra Israel; va a pedir cuentas a Jacob y darle su merecido por lo que ha hecho. (Oseas 12, 3)

  • Cuando yo llegue a tomar cuentas de sus crímenes a Israel, ese día yo iré derecho a los altares de Betel: quebraré los cuernos del altar y los tiraré al suelo. (Amós 3, 14)

  • Por eso ahora vengo a pedirte cuentas, Israel: prepárate a enfrentarte con tu Dios. (Amós 4, 12)

  • He aquí lo que pasará el día del sacrificio de Yavé: «Yo pediré cuentas a los ministros, a los hijos del rey y a todos los que se visten a la moda extranjera. (Sofonías 1, 8)

  • También pediré cuentas a todos los que saltan por encima del umbral del Templo de su Señor sin pisarlo, y a los que lo llenan de violencia y de robos.» (Sofonías 1, 9)

  • «Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, (Evangelio según San Mateo 18, 23)

  • Después de mucho tiempo, vino el señor de esos servidores, y les pidió cuentas. (Evangelio según San Mateo 25, 19)

  • Por eso, a esta generación se le pedirá cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo: (Evangelio según San Lucas 11, 50)

  • En cambio, si es otro que hizo sin saber algo que merece azotes, recibirá menos golpes. Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas. (Evangelio según San Lucas 12, 48)

  • Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tendrá para terminarla? (Evangelio según San Lucas 14, 28)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina