Talált 107 Eredmények: dije

  • Después me enteré de que los judíos preparaban una emboscada contra este hombre, por lo que decidí enviártelo, y dije a sus acusadores que presentaran sus quejas ante ti. Adiós.» (Hecho de los Apóstoles 23, 30)

  • a no ser esto que dije en voz alta ante ellos: "Yo soy juzgado hoy por ustedes a causa de la resurrección de los muertos".» (Hecho de los Apóstoles 24, 21)

  • Yo dije: «¿Quién eres, Señor?» Y el Señor dijo: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. (Hecho de los Apóstoles 26, 15)

  • No les estoy acusando; ya les dije que los llevamos en nuestro corazón, para vivir unidos y morir juntos. (2º Carta a los Corintios 7, 3)

  • pues conozco su buena disposición, y lo dije con orgullo ante los macedonios: «En Acaya están preparados para la colecta desde el año pasado.» Y el entusiasmo de ustedes fue un estímulo para la mayoría de ellos. (2º Carta a los Corintios 9, 2)

  • Ya se lo dije, y ahora que estoy lejos se lo repito como la segunda vez que estuve allá: cuando vuelva a visitarlos no tendré piedad. Que lo sepan tanto los que vivieron en el pecado como los demás. (2º Carta a los Corintios 13, 2)

  • Cuando advertí que no andaban derecho según la verdad del Evangelio, le dije a Cefas delante de todos: «Si tú, que has nacido judío, te has pasado del modo de vivir de los judíos al de los otros pueblos, ¿por qué ahora impones a esos pueblos el modo de vivir de los judíos? (Carta a los Gálatas 2, 14)

  • Ocúpate de estas cosas y fíjate en lo que dije; así todos serán testigos de tus progresos. (1º Carta a Timoteo 4, 15)

  • durante cuarenta años. Por eso me cansé de aquella generación y dije: Siempre andan extraviados, no han conocido mis caminos. (Carta a los Hebreos 3, 10)

  • entonces dije: Aquí estoy yo, oh Dios, como en un capítulo del libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad. (Carta a los Hebreos 10, 7)

  • Me acerqué al ángel y le dije que me diera el librito. Me respondió: «Toma, cómelo; en tu boca será dulce como la miel, pero te producirá acidez en el estómago.» (Apocalipsis 10, 9)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina