Talált 56 Eredmények: enfermo

  • Estos preguntarán también: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, desnudo o forastero, enfermo o encarcelado, y no te ayudamos?» (Evangelio según San Mateo 25, 44)

  • Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. (Evangelio según San Marcos 2, 4)

  • En ese momento llegaron unos hombres que traían a un paralítico en su camilla. Querían entrar en la casa para colocar al enfermo delante de Jesús, (Evangelio según San Lucas 5, 18)

  • pero no lograron abrirse camino a través de aquel gentío. Entonces subieron al tejado, quitaron tejas y bajaron al enfermo en su camilla, poniéndolo en medio de la gente delante de Jesús. (Evangelio según San Lucas 5, 19)

  • Había allí un capitán que tenía un sirviente muy enfermo al que quería mucho, y que estaba a punto de morir. (Evangelio según San Lucas 7, 2)

  • Pero ninguno respondió. Jesús entonces se acercó al enfermo, lo curó y lo despidió. (Evangelio según San Lucas 14, 4)

  • Jesús volvió a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real en Cafarnaún que tenía un hijo enfermo. (Evangelio según San Juan 4, 46)

  • Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. (Evangelio según San Juan 5, 5)

  • El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro.» (Evangelio según San Juan 5, 7)

  • Pero el enfermo no sabía quién era el que lo había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la multitud reunida en aquel lugar. (Evangelio según San Juan 5, 13)

  • Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. (Evangelio según San Juan 11, 1)

  • Esta María era la misma que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el enfermo. (Evangelio según San Juan 11, 2)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina