Talált 497 Eredmények: fin

  • Feliz eres, ¡oh, Israel! ¿Quién semejante a ti, pueblo salvado por Yavé? El es el escudo que te ampara, la espada que te da la victoria. Tus enemigos quisieran apaciguarte, pero tú, al fin, les pisas el cuello.» (Deuteronomio 33, 29)

  • Yavé les dio ánimo a todos ellos para que pelearan contra Israel, con el fin de que fueran consagrados en anatema y destruidos sin misericordia, como Yavé lo tenía ordenado a Moisés. (Josué 11, 20)

  • La tierra de Tafúaj le había correspondido por sorteo a Manasés; pero la ciudad de Tafúaj, que está en los confines de Manasés, fue dada a los hijos de Efraím. (Josué 17, 8)

  • el Jordán limita al país por el oriente. Esta fue la parte de herencia de los hijos de Benjamín, según sus familias, definida por sus límites. (Josué 18, 20)

  • vuelven a Sarid por el oriente hasta los confines de Ceselot-Tabor, llegan a Daberet, y suben hacia Jafia; (Josué 19, 12)

  • Estas ciudades fueron señaladas para todos los hijos de Israel y para los forasteros que habitaban entre ellos, a fin de que sirvieran de asilo al que sin querer hubiese muerto a un hombre. Ese no sería muerto por el pariente de la víctima antes de haber sido juzgado por la comunidad. (Josué 20, 9)

  • Los israelitas mandaron a Finjas, hijo de Eleazar, (Josué 22, 13)

  • El sacerdote Finjas y los jefes de las tribus se quedaron conformes con la respuesta de la gente de Rubén y de Gad y de la media tribu de Manasés. (Josué 22, 30)

  • Finjas les dijo: «Ahora comprobamos que Yavé está con nosotros, ya que ustedes no han cometido semejante traición, y ahora Israel no tiene que temer la venganza de Yavé.» (Josué 22, 31)

  • Regresó Finjas a Israel con los jefes principales informando de todo. (Josué 22, 32)

  • Eleazar, hijo de Aarón, también murió y lo sepultaron en la loma asignada a su hijo Finjas, en los cerros de Efraím. (Josué 24, 33)

  • y probaré a Israel por medio de esos pueblos para saber si al fin seguirán mis caminos como hicieron sus padres.» (Jueces 2, 22)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina