Talált 1194 Eredmények: hombres

  • Reúne al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que escuchen, aprendan a temer a Yavé y cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta Ley. (Deuteronomio 31, 12)

  • ¿Acaso diré: A polvo los reduciré, borraré su recuerdo de en medio de los hombres? (Deuteronomio 32, 26)

  • Entonces el rey de Jericó mandó a decir a Rahab: «Expulsa a esos hombres que están en tu casa, porque vinieron a observar el país.» (Josué 2, 3)

  • Los hombres respondieron: «Siempre que ustedes no descubran nuestro propósito, te devolveremos vida por vida cuando Yavé nos entregue este país, y actuaremos contigo con generosidad y con lealtad.» (Josué 2, 14)

  • Los hombres se dirigieron a los cerros y allí se escondieron por tres días, hasta que sus perseguidores regresaron. Estos los habían buscado por todas partes sin hallarlos. (Josué 2, 22)

  • Entonces los dos hombres volvieron y bajaron de los cerros y, cruzando el río Jordán, se presentaron a Josué, hijo de Nun, dándole cuenta de su misión y de todo lo que les había sucedido. Dijeron a Josué: (Josué 2, 23)

  • Ahora escojan doce hombres de las doce tribus de Israel, uno por tribu. (Josué 3, 12)

  • «Escoge doce hombres, uno por cada tribu, y dales la orden siguiente: (Josué 4, 2)

  • Josué entonces hizo llamar a los doce hombres que había escogido de las doce tribus de Israel y les ordenó: (Josué 4, 4)

  • Adelante iban armados los hombres de las tribus de Rubén, de Gad y la media tribu de Manasés, según lo había ordenado Moisés. (Josué 4, 12)

  • Eran unos cuarenta mil hombres, bien armados, y marchaban delante de Yavé para combatir, dirigiéndose a las llanuras de Jericó. (Josué 4, 13)

  • todos los hombres de Israel que salieron de Egipto estaban circuncidados, pero murieron durante su peregrinación en el desierto. Al contrario, los nacidos en el desierto no estaban circuncidados. (Josué 5, 5)


“A mulher forte é a que tem temor de Deus, a que mesmo à custa de sacrifício faz a vontade de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina