Talált 11 Eredmények: inútil

  • Los exploradores le dijeron a su regreso: «No es necesario que se movilice todo el ejército; unos dos o tres mil hombres son suficientes para conquistar la ciudad. Es inútil cansar a todo el pueblo, pues esa gente es poco numerosa.» (Josué 7, 3)

  • pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos. (2 Macabeos 12, 44)

  • Sí, ay de aquellos que rechazan la sabiduría y la disciplina: ¡para ellos toda esperanza es vana, todo esfuerzo inútil, toda obra estéril! (Sabiduría 3, 11)

  • Dejaste que escapara el ave de tus manos: tu amigo se fue, es inútil salir en su búsqueda. (Sirácides (Eclesiástico) 27, 19)

  • ¡Sube a Galaad a buscar bálsamos, virgen, hija de Egipto! ¡Pero es inútil que multipliques tus remedios, pues nada podrá sanarte! (Jeremías 46, 11)

  • Y a ese servidor inútil, échenlo a la oscuridad de afuera: allí será el llorar y el rechinar de dientes.» (Evangelio según San Mateo 25, 30)

  • Le contestó el rey: «Por tus propias palabras te juzgo, servidor inútil. Si tú sabías que soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado, (Evangelio según San Lucas 19, 22)

  • Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo. (Carta a los Romanos 1, 28)

  • Somos, pues, los ayudantes de Dios, y ahora les suplicamos que no hagan inútil la gracia de Dios que han recibido. (2º Carta a los Corintios 6, 1)

  • Por eso no pude esperar más y envié a Timoteo para tener noticias de la fe, no fuera que el Tentador los hubiera hecho tropezar, resultando inútil nuestro trabajo. (1º Carta a los Tesalonicenses 3, 5)

  • Innumerables son estos testigos, y nos envuelven como una nube. Depongamos, pues, toda carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera. (Carta a los Hebreos 12, 1)


“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina