Talált 67 Eredmények: lanza
Dijo David a Ajimelec: «¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque ni siquiera he alcanzado a tomar mi espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente.» (1 Samuel 21, 9)
Supo Saúl que David y los hombres que lo acompañaban habían sido descubiertos. Y estando Saúl en Guibea, en el alto, debajo del tamarisco, con la lanza en la mano, rodeado de todos sus oficiales, (1 Samuel 22, 6)
David y Abisay se dirigieron de noche al campamento y hallaron a Saúl que dormía acostado en el centro del campamento con su lanza clavada en tierra a su cabecera; Abner y los demás gente dormían en torno a él. (1 Samuel 26, 7)
Líbreme Dios de levantar mi mano contra el ungido de Yavé. Ahora toma la lanza y el jarro de agua y vámonos.» (1 Samuel 26, 11)
David tomó la lanza y el jarro de la cabecera de Saúl y se fueron. Nadie los vio, nadie los oyó, ni siquiera despertaron. Todos dormían poseídos de un sueño profundo que Yavé l había enviado. (1 Samuel 26, 12)
Por la vida de Yavé, merecen la muerte todos ustedes, que no han cuidado a su señor, el ungido de Yavé. ¿Dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que había junto a su cabecera?» (1 Samuel 26, 16)
Respondió David: «Aquí está la lanza del rey, que venga uno de tus servidores a buscarla. (1 Samuel 26, 22)
Respondió el joven: «Yo me encontraba, por casualidad, en el cerro Gelboé, y vi a Saúl apoyado en su lanza y cercado por carros y hombres a caballo. (2 Samuel 1, 6)
Pero Asael no quiso apartarse, y Abner le atravesó el vientre con la lanza, que salió por la espalda. Allí mismo cayó y murió. Todos los que pasaban se detenían en el lugar donde Asael había caído muerto. (2 Samuel 2, 23)
En el momento que David estaba cansado, se presentó Dodó, hijo de Joás, descendiente de Rafá, quien tenía una lanza de bronce que pesaba tres kilos y medio, además de su espada nueva. Este trató de matar a David. (2 Samuel 21, 16)
Hubo todavía otro combate en Gob contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Jaír de Belén, mató a Goliat de Gat; el mango de su lanza era tan enorme como un palo de telar. (2 Samuel 21, 19)
Lanza sus flechas y dispersa a los enemigos, sale un rayo y los derrota. (2 Samuel 22, 15)