Talált 1014 Eredmények: libro de la vida

  • Escribe al ángel de la Iglesia de Esmirna: Así habla el Primero y el Ultimo, el que estuvo muerto y volvió a la vida. (Apocalipsis 2, 8)

  • No tengas miedo por lo que vas a padecer. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba. Serán diez días de prueba. Permanece fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. (Apocalipsis 2, 10)

  • El vencedor vestirá de blanco. Nunca borraré su nombre del libro de la vida, sino que proclamaré su nombre delante de mi Padre y de sus ángeles. (Apocalipsis 3, 5)

  • Vi entonces en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro en forma de rollo escrito por los dos lados y sellado con siete sellos. (Apocalipsis 5, 1)

  • Vi también a un ángel formidable que proclamaba con voz potente: «¿Quién es digno de abrir el libro y de romper los sellos?» (Apocalipsis 5, 2)

  • Y no se encontró a nadie, ni en el cielo, ni en la tierra, ni en el mundo de abajo, que fuera capaz de abrir el libro y de leerlo. (Apocalipsis 5, 3)

  • Yo lloraba mucho al ver que nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de leerlo. (Apocalipsis 5, 4)

  • Entonces uno de los ancianos me dijo: «No llores más; acaba de triunfar el león de la tribu de Judá, el brote de David; él abrirá el libro y sus siete sellos.» (Apocalipsis 5, 5)

  • El Cordero se adelantó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. (Apocalipsis 5, 7)

  • Y cantaban este cántico nuevo: Eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación. (Apocalipsis 5, 9)

  • porque el Cordero que está junto al trono será su pastor y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida, y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.» (Apocalipsis 7, 17)

  • Pero pasados los tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos; se pusieron de pie, lo que provocó gran espanto entre los mirones. (Apocalipsis 11, 11)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina