Talált 251 Eredmények: lucha de jacó con el ángel

  • Entonces un ángel poderoso tomó una piedra, tan enorme como una piedra de molino, y la arrojó al mar, diciendo: «Así, con igual violencia, será arrojada Babilonia, la Gran Ciudad, y no se volverá a ver más. (Apocalipsis 18, 21)

  • Después el ángel me dijo: «Escribe: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero.» Y añadió: «Estas son palabras verdaderas de Dios.» (Apocalipsis 19, 9)

  • Vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco. El que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz». Es el que juzga y lucha con justicia. (Apocalipsis 19, 11)

  • Vi luego a un ángel parado sobre el sol que gritó con voz potente a todas las aves que volaban por el cielo: «Vengan acá, reúnanse para el gran banquete de Dios. (Apocalipsis 19, 17)

  • Vi después a un ángel que bajaba del cielo llevando en la mano la llave del Abismo y una cadena enorme. (Apocalipsis 20, 1)

  • El ángel que me hablaba tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla. (Apocalipsis 21, 15)

  • Midió después la muralla, y tenía ciento cuarenta y cuatro codos de altura. El ángel usaba las mismas medidas que nosotros. (Apocalipsis 21, 17)

  • Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. (Apocalipsis 22, 1)

  • Después me dijo el ángel: «Estas palabras son ciertas y verdaderas. El Señor, que es Dios de los profetas y sus espíritus, ha enviado a su ángel para que muestre a sus servidores lo que ha de suceder pronto. (Apocalipsis 22, 6)

  • Yo, Juan, vi y oí todo esto. Al terminar las palabras y las visiones caí a los pies del ángel que me había mostrado todo esto, para adorarlo, (Apocalipsis 22, 8)

  • Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para decirles lo que se refiere a las Iglesias. Yo soy el Brote y el Descendiente de David, la estrella radiante de la mañana.» (Apocalipsis 22, 16)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina