Talált 338 Eredmények: persecución de Saúl
Saúl dijo entonces a su escudero: «Saca tu espada y traspásame, no sea que lleguen esos infieles a burlarse de mí.» Pero el escudero no se atrevió a hacerlo, pues estaba temblando de miedo. Entonces Saúl se arrojó sobre su espada. (1 Samuel 31, 4)
Viendo que Saúl había muerto, su escudero se arrojó también sobre su espada, y murió junto a él. (1 Samuel 31, 5)
Así murieron juntos aquel día Saúl, sus tres hijos y el que llevaba su escudo. (1 Samuel 31, 6)
Los israelitas que vivían en la parte alta del valle y al otro lado del Jordán vieron huir a las tropas de Israel. Cuando supieron que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus pueblos y huyeron y los filisteos subieron a ocuparlos. (1 Samuel 31, 7)
Al otro día bajaron los filisteos para despojar a los muertos. Encontraron a Saúl muerto junto a sus tres hijos en el monte Gelboé. Le cortaron la cabeza y lo despojaron de sus armas. (1 Samuel 31, 8)
Colocaron las armas de Saúl en el templo de Astarté y colgaron su cuerpo en el muro de Betsán. (1 Samuel 31, 10)
Los habitantes de Jabés de Galaad supieron lo que los filisteos habían hecho con Saúl. (1 Samuel 31, 11)
Entonces se juntaron todos los más valientes y después de marchar toda la noche tomaron el cadáver de Saúl y los de sus hijos de las murallas de Betsán. (1 Samuel 31, 12)
Después de la muerte de Saúl, David volvió de su campaña victoriosa contra los amalecitas. Llevaba ya dos días en Siquelag cuando, (2 Samuel 1, 1)
al tercer día, llegó un hombre del campamento de Saúl con la ropa hecha tiras y la cabeza cubierta de polvo. Al llegar a David, se agachó tirándose al suelo. (2 Samuel 1, 2)
David le dijo: «Cuéntame, te ruego, ¿qué ha pasado?» El respondió: «El pueblo fue derrotado y huyó. Muchos han caído y entre los muertos están Saúl y su hijo Jonatán.» (2 Samuel 1, 4)
David preguntó al muchacho que le informaba: «¿Cómo sabes que murieron Saúl y su hijo Jonatán?» (2 Samuel 1, 5)